Es muy probable que a la hora de volcar todas las ideas que emergen de ti en la hoja en blanco, sea difícil mantener el enfoque entre el universo de información y el objetivo al cual te diriges. ¡Sí, leíste bien! ¡El OBJETIVO!
Una propuesta de valor no es única u omnidireccional, no es sólo vaciar las ideas tal cual vienen a tu mente, por la sencilla razón de que no todas las personas, empresas o vacantes tienen la misma necesidad que coincida con la serie de valores que puedes ofrecer.
Por ejemplo: Si tu “objetivo” es postularte para un puesto administrativo, pero la mayor parte de tu vida laboral tuvo una dirección hacia la rama de las humanidades, me parece que tendríamos que centrarnos en el desarrollo de nuevas habilidades o redirigir el rumbo.
En otro caso, también puede suceder que estés sobrevalorado con muchas habilidades puestas sobre la mesa, para la solución que se necesita, y eso tampoco resulta ser tan bueno.
¡Ni más, ni menos! Tener foco y centrarte en el objetivo, insisto, es lo que realmente cuenta. Así que te dejo unos tips para tener mayor enfoque a la hora de crear tu propuesta de valor.
- Ten muy claro el puesto al que deseas aspirar.
- Haz un listado de las vacantes o empresas que llamaron tu atención.
- Desarrolla ese olfato para detectar aquellas oportunidades donde tus habilidades generan valor al cubrir una necesidad.
- Una vez te encuentres frente al ordenador dispuesto a escribir todo aquello que te hace especial ¡por favor!, no escribas características, estás sólo te sirven a ti a la hora de recopilar información, mejor transmite su efecto o importancia.
- Destaca esas metas de las cuales te sientes orgulloso de haber alcanzado.
- No todos somos buenos para todo, por ello resaltar esas habilidades jugarán un papel estrella.
- Tus especializaciones no se quedan atrás, puede que una o varias de ellas sean ese beneficio principal que resuelven ese gran problema.
- Tu propuesta tiene que ser realista, aunque sabemos que tiene que superar cualquier expectativa, también es cierto que no ser verdadero causa el efecto contrario.
¡La información es poderosa, pero la capacidad de discernimiento entre lo que se va y se queda plasmado en la hoja en blanco, así como su estructura hace toda la diferencia!
Ahora cuando te pregunten “¿Por qué debo contratarte a ti y no a otra persona?” Sabrás que la respuesta está orientada en el objetivo y solución de quién lo cuestiona.