¿Cómo sería mi trabajo perfecto?

Post escrito por Marcarena Paredes

A la hora de plantearte una decisión importante cómo lo es el trabajo perfecto, será de suma importancia fijarte la interrogante en letras mayúsculas y remarcadas ¿qué es lo que te motiva?

Es decir, entre las diversas motivaciones que nos diferencian entre unos y otros, tres de ellas se han posicionado como un patrón social en la toma de decisiones a la hora de elegir un trabajo, sólo que no todos los caminos de motivación nos llevan al lugar soñado de nuestro trabajo ideal, enseguida te cuento el porqué.

Si bien la motivación es aquella energía que nos hace elevar el vuelo para llevar a cabo una acción, no todos esos esfuerzos suelen ser positivos.

Cuando la motivación es el “miedo”, esa sensación de sentirte en peligro o evitar lo impensable, como bien pudiera ser: “¿Qué haré si me despiden hoy?” “¿Cómo le haré para pagar mis deudas?” “¿Tendré que aceptar ese trabajo poniendo en juego mi valor personal por dinero?” “¿Y si, por rechazar un puesto del que no estoy preparado, ya no vienen mejores oportunidades para mí? Entre muchos detonantes más no solemos elegir la mejor decisión… el tema aquí es que cuando tomas este camino, esos miedos tarde o temprano tienden a cumplirse.

Siguiendo la escala de los motivadores top, la posición número dos se la lleva “la expectativa de conseguir algo”, esta motivación se encuentra en la delgada línea por confundirse con el trabajo ideal, ya que el ego y el reconocimiento hacen una jugada magistral en su participación; esa hambre de conseguir más dinero, más reconocimiento, quizá un ascenso, más, más y más… ¡Menos el trabajo ideal! Porque en la obsesión de conseguir lo que quieres, nunca la pasarás nada bien, sólo hasta que lo obtengas; pero una vez que pase la dosis de adrenalina, te verás envuelto en un bucle, donde simplemente no terminas por estar satisfecho.

Hay una frase que leí hace no mucho que dice: “Cuando lo que haces te provoca dar lo mejor de ti sin esperar recompensa, has encontrado tu vocación.” Apuesto que esta sensación ya la has vivido. Y a partir de aquí todo pinta de color brillante, porque este es el camino correcto cuando la motivación es dar, pero no lo que te sobra o conviene, sino dar lo mejor de ti en calidad y cantidad, porque cuando resulta de esta forma con esencia desinteresada, surge una satisfacción implícita y comienzas por disfrutar la aventura de dar un paso más allá y hacerlo excepcionalmente bien.

Y es entonces, que el miedo ya no te susurra al oído para engancharte con dudas absurdas, y la ansiedad tomo otro rumbo cuando se dio cuenta qué no atraía tu atención al estar pendiente de conseguir algo; el resultado sin buscarlo termina por encontrarte, como lo es tu trabajo ideal.