Los estudios Laika (Coraline, ParaNorman, The Boxtrolls), empresa propiedad de Nike, han lanzado Kubo and the Two Strings, una producción en stop-motion que se ha robado la atención de los cinéfilos y que ya amenaza con robarle el Oscar a las super favoritas Moana y Zootopia, creaciones de Walt Disney Animation.
Kubo and the Two Strings, más allá de su cuidada imagen y noción de pulcritud estética, maneja un discurso muy poderoso, en cualquier nivel: la creatividad, aunada con conceptos y objetivos claros, puede generar una herramienta poderosa para darle sentido a nuestras acciones, resolver conflictos y alcanzar metas.
Dato curioso: durante toda la cinta, Kubo, un niño de 11 años, demostró ser un agente de metodología Lego Serious Play, sí… ese proyecto que, en 1996, Kjeld Kirk Kristiansen, junto a los profesores Johan Roos y Bart Victor, desarrollaron para crear modelos tridimensionales que les permitieran analizar estrategias de negocios y nuevos desafíos.
Kubo entendió a la perfección la idea del juego.
Kubo parte del planteamiento de una pregunta: “¿Quién es mi padre?”. Luego, construye un origami de su padre, el samurai Hanzo, pero no se queda allí; le crea a su padre, a través de los origamis, un contexto y lo vincula con circunstancias muy precisas: no solo se trataba de crear al sujeto, había que darle sentido, historia y significado.
Y sigue… Kubo entiende que ya ha modelado su idea, ahora debe compartirla. Por eso, baja todas las tardes al pueblo, se ubica en el centro de la plaza, guitarra en mano, y comienza a relatar a toda la comunidad, cual juglar, las aventuras de su padre. Todas las personas se conmueven y apasionan por la historia de Kubo: aplauden, intervienen. Todos los días, una viejita le recomienda insertar personajes nuevos en su historia, le sugiere nuevos giros; en resumen, entre el pueblo y Kubo se genera una reflexión sobre el relato.
¿Lo vieron? Están los 4 pasos del Lego Serious Play: preguntar, construir, compartir, reflexionar.
...Lego Serious Play, un espacio de libertad y lógica sin precedentes.
No hay que ser un ejecutivo de business intelligence para notar que Lego probablemente tiene el modelo operativo más eficiente del mundo. Su logística no tiene paralelo. Cada ladrillo, no importa cuán grande o pequeño sea, viene con un código numérico grabado en el interior. Es por este motivo que las empresas, cada día más, están girando su mirada hacia una metodología irreverente pero altamente efectiva.
Sin embargo, la clave de Lego va más allá de su logística y eficiencia; el secreto no anunciado para el éxito de la compañía está en su serio estudio del juego. Lego se comporta más como un departamento de antropología; envía a su gente a todos los rincones del mundo para que estudien a los niños (y ejecutivos) en su hábitat natural. Esto les ha permitido saber que el juego debería ser parte del ADN de cualquier compañía. La empresa ha investigado la cuestión de por qué jugamos, desde muchos ángulos, incluyendo la observación de los cerebros de los niños bajo una resonancia magnética para ver qué partes se iluminan al jugar con diferentes juguetes.
Cabe destacar que no son los únicos que estudian este nuevo paradigma. Investigadores de la Penn State University también han realizado trabajos interesantes sobre la importancia del juego para el aprendizaje y la operatividad de los equipos de trabajo que hacen vida en las organizaciones.
En el caso de Lego, la insuperable empresa de Kristiansen no quiere simplemente entender por qué juegan los niños o los ejecutivos. Su enfoque de investigación es diferente y más ambicioso: su objetivo es comprender las culturas de los niños, la interacción entre estos y sus padres, y las dinámicas sociales que dan forma a las aspiraciones de las personas. Sin duda alguna, sus estudios de comportamiento se están enmarcando en una perspectiva única y mucho más profunda.
En definitiva, casos como los de una simple película como Kubo and the Two Strings (regálense el placer de verla) o el de una metodología como Lego Serious Play es la de entrever que no es necesario seguir las instrucciones al pie de la letra (leer la carta gantt como letanía), o construir exactamente según el plan, y mantener todo en su forma perfecta y acabada (lo que, en estricto rigor, es el Ethos de las compañías actuales): el verdadero reto está en dejar que la creatividad, bien enfocada, con objetivos claros y acciones certeras, gobierne la cultura y estrategias de las organizaciones.
El gerente de hoy en día debe retomar aquella sentencia del siglo XVIII: laissez faire, laissez passer «dejen hacer, dejen pasar», y lograr que las personas que componen su equipo de trabajo se conviertan en agentes de ruptura y creación de ideas, modelos y objetivos.